Comencé mi viaje académico sin una dirección clara, explorando la psicología y luego centrándome en intervenciones con jóvenes en situaciones de riesgo. Sin embargo, vivir de cerca un Trastorno Alimentario al final de mi carrera cambió mi trayectoria. Viví y experimenté el estigma, la incomprensión y la absoluta injusticia que anida en estos trastornos, lo que me llevó a especializarme en este campo. A raíz de mi trabajo con personas afectadas por trastornos alimentarios me di cuenta de la importancia que tenía formarme en el trabajo con trauma y eso me permitió abrir aún más mi campo de acción.

Mi objetivo es ofrecer apoyo empático y efectivo a quienes se enfrentan al terrible malestar de no aceptarse a sí mismos ni a las experiencias que han tenido que vivir, utilizando mi experiencia para guiarlos hacia el bienestar.